Daniel 5:20-21

¿Está usted en prisión? 

Es posible que así sea, literalmente. Si usted está leyendo este texto desde un establecimiento penitenciario o alguna otra forma de privación de libertad, el Señor le está llevando una palabra de consuelo y liberación para su alma (siga leyendo)

La primera idea que las palabras "prisión" y "cautividad" llevan a nuestra mente es precisamente esta, la de privación de la libertad. Los babilonios llevaron cautivos a los judíos; los romanos llevaron cautivos griegos y habitantes de todos los países que conquistaron; los colonizadores de América llevaron cautivos a los africanos; la justicia pone en cautividad a los que cometen delitos... En todo caso, la persona que está presa o en cautiverio, pierde sus derechos y tiene que someterse a un sistema especial de leyes para su vida diaria, en el cual prácticamente toda su vida estará determinada por los que le privaron de la libertad. La vida del cautivo o prisionero ejerce una fuerte influencia sobre su espíritu y su alma, que puede llegar a transformarle en otra persona.   

Es posible que usted que está leyendo, no está en ningún  establecimiento penitenciario, y disfruta del derecho de tener su hogar, su familia con usted, un trabajo del cual obtiene sus ingresos, el derecho de votar en las elecciones (si no vive en una dictadura, por supuesto) etc. Pero las "prisiones" materiales, las que podemos ver y tocar, no son las únicas que hay. 

Observe lo que escribe el salmista en Salmos 84:10: "Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos. Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios, que habitar en las moradas de maldad". "En las moradas de maldad" es la traducción de "beokholé reshá", literalmente "en las tiendas de maldad", donde "reshá" se refiere a la maldad moral. Pero las moradas (casas, habitaciones) no son "buenas" ni "malas" moralmente. 

¿De qué "moradas" habla este salmo?

La versión Bibel 82 de la traducción sueca que usamos en este sitio traduce este verso como "las tiendas de los impíos". Es muy buena traducción, y llama la atención hacia quiénes son los responsables de la "maldad" (los impíos, los que no tienen en cuenta a Dios) Pero hay más aún en esta frase. 

En el libro de los Hechos, el apóstol Pedro reprendió a un mago llamado Simón, que quería comprar el poder del Espíritu Santo. Antes de su conversión, Simón era todo un personaje entre su comunidad, y cuando vio que los apóstoles hacían señales poderosas en el poder del Espíritu, quiso volver a "ser alguien" entre los cristianos. Pero el apóstol le dijo que estaba en una "prisión de maldad" (Hechos 8:23) y que se apartara de su maldad. 

¿Vivía Simón en una cárcel? Obviamente no. ¿Cuál era entonces esta "prisión"?

La Palabra de Dios nos habla de nuestro cuerpo como la "morada terrestre", "este tabernáculo" (2 Corintios 5:1) y nos dice que el motivo de que seamos edificados como cristianos es para ser "morada del Dios en el Espíritu" (Efesios 2:22) Estos dos versos nos dicen que nosotros somos moradas, y que el Espíritu de Dios quiere habitar en esta "morada" (en nosotros mismos)

¿Quién habita entonces en la "morada de los impíos"? Observe lo que dice 2 Pedro 2:4 (puede alabar a Dios mientras lo hace)

"...Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio"

Los "ángeles que pecaron" o "ángeles caídos" son llamados "demonios" en otros versos, y Satanás es su príncipe. Como son espíritus, buscan morada en los seres humanos - el Nuevo Testamento habla incluso de un caso en que fueron a morar a una piara de cerdos. Las "prisiones de oscuridad" de las que habla Pedro en Hechos son las mismas que la "prisión de maldad" en que vivía Simón, esto es, su propio cuerpo humano, su espíritu y su alma. El "prisionero de Satanás" es privado también de su libertad y de sus derechos, y tendrá que vivir bajo las reglas que su malvado amo le impone.   

La diferencia de esta prisión espiritual con la cautividad física es que en esta última, aún preso, uno puede ser libre en su espíritu. Daniel y sus amigos se resistieron a ser "babilonizados" y, aún siendo cautivos, permanecieron libres para servir a su Dios. Pablo y Silas, en Hechos 16:19-31 (puede leerlo antes de seguir) eran libres en su espíritu para alabar a Dios aún encarcelados, y el uso de este derecho les trajo la liberación. Pero la cautividad espiritual le mantiene prisionero, aunque usted se crea libre. Simón el mago creía que era tan libre como los apóstoles (quería sólo comprar el poder para hacer lo que ellos hacían) e igualmente muchos impíos que están haciendo la labor de Satanás en esta tierra, creen que son libres de hacer lo que hacen. 

El pueblo judío fue llevado cautivo a Babilonia - o la mayor parte del pueblo - por causa de sus pecados, por "vivir en moradas de maldad". No obstante, el capítulo 29 del libro de Jeremías incluye una carta que el profeta - el mismo que les profetizó esta cautividad - les insta a desarrollar su vida al igual que lo habían hecho en su tierra, porque después de los 70 años serían libres nuevamente. Esta carta es un llamado para salir de la prisión espiritual (causada por la idolatría) o para no caer en esta prisión (como bien hicieron Daniel y sus amigos en Babilonia, negándose a servir dioses ajenos)

Observe cómo describe Daniel la prisión espiritual en que cayó Nabucodonosor por causa de su orgullo en el capítulo cuarto: 

Daniel 5:20-21:

"Mas cuando su corazón se ensoberbeció, y su espíritu se endureció en su orgullo, fue depuesto del trono de su reino, y despojado de su gloria. Y fue echado de entre los hijos de los hombres, y su mente se hizo semejante a la de las bestias, y con los asnos monteses fue su morada. Hierba le hicieron comer como a buey, y su cuerpo fue mojado con el rocío del cielo, hasta que reconoció que el Altísimo Dios tiene dominio sobre el reino de los hombres, y que pone sobre él al que le place"




Si ha comparado la versión Reina Valera con el original arameo, habrá constatado que la traducción al español es excelente. La "mente" del verso 21, en el original "su corazón" es muy buena traducción, por cuanto no fue el corazón en el sentido fisico, sino su espíritu humano, su alma, su psiquis, lo que se convirtió en animal. 

¿Puede ocurrirnos esto a nosotros? ¿Afecta nuestra mente el hecho de vivir en una prisión espiritual?

Observe las palabras del apóstol Pablo a los romanos en el primer capítulo de la epístola a ellos: 

"Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa"

"Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido.  Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles"

"Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío"

"Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican"

Romanos 1:18-32

Observe que los impíos "se envanecieron en sus razonamientos", así como Nabucodonosor "se ensoberbeció". El resultado de este orgullo o vanidad es que Dios les entrega - como hizo con Nabucodonosor - a una "mente reprobada". Además de las relaciones homosexuales de hombres y mujeres, descritas con pelos y señales en este pasaje, hay toda una lista de otros pecados que son el resultado de la "mente reprobada". 

¿Por qué hace Dios esto? ¿Será que quiere mandarlos al infierno, condenarlos a la muerte eterna? 

Dios es amor. Él quiere que los pecadores se salven, no que se pierdan. Para esto mandó a su Hijo Unigénito a morir por nosotros en una cruz, por los pecados nuestros, no por los de Él, que nunca pecó. 

La prisión espiritual en que viven los impíos es descrita como "hacerse necio", cambiando "la gloria del Dios incorruptible" en imagen de hombre o animal. Esto implica "cambiar la verdad por la mentira", y "vivir en inmundicia, deshonrando sus cuerpos", lo cual es definido como relaciones sexuales entre hombres o entre mujeres (las "pasiones vergonzosas") 

Dios no es el administrador de su mente. Incluso, mientras usted está vivo, no es el dueño de su mente tampoco. Él le dio al hombre libertad para escoger qué hacer en esta tierra. Cuando se dice que Dios "entrega a los impíos a una mente reprobada" no quiere decir que Él les convierte en malos, sino que les deja seguir viviendo en su maldad. Él no obliga a nadie a aceptar a Cristo ni a vivir en Su Palabra. 

Y así como la morada de Nabucodonosor fue "con los asnos monteses", la morada de los impíos es una "morada de maldad" o una "prisión de oscuridad" que los demonios usan para hacer sus deseos. Los versos 28-32 de Romanos 1 - el último párrafo de la cita anterior - describen la mente reprobada en la que Dios deja viviendo a los impíos. Léalos de nuevo aquí: 

"Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican"

Posiblemente usted diga, "pero esa no es mi mente. Ninguna mente es así". Y si pensara que los impíos "están atestados" de TODAS las cosas que allí se mencionan, tendría razón, si así fuera. Pero no es ese el caso. La lista es extensa porque incluye todas las posibles formas de mentes reprobadas. Los avariciosos tienen una mente reprobada, los desobedientes a los padres tienen una mente reprobada, los envidiosos tienen una mente reprobada, los fornicarios tienen una mente reprobada, los mentirosos tienen una mente reprobada, los que no tienen afecto natural tienen una mente reprobada, los asesinos tienen una mente reprobada. 

El alma de los impíos es una "morada de maldad" o "prisión de oscuridad".

¿Por qué van a parar los impíos a estas prisiones? 

El pasaje anterior de Romanos nos muestra la respuesta: por cuanto han pecado, Dios ha juzgado su maldad y dictado una sentencia, un juicio contra ellos. Contra Nabucodonosor vino un juicio disciplinario; estuvo "preso" hasta que "reconoció que el Altísimo Dios tiene dominio sobre el reino de los hombres, y que pone sobre él al que le place". Contra Belsasar vino un juicio condenatorio. Su pecado fue tal que no tuvo segunda oportunidad, no hubo para él "hasta que..." (algo que detuviera la sentencia) 

Mientras el Señor Jesucristo aún no ha venido, hoy es el día para los impíos de abandonar sus malos caminos, arrepentirse de sus pecados y cambiar su mente reprobada. La ira de Dios se derrama ahora con juicios parciales, y aún derramará juicios parciales en la Gran Tribulación. Pero el juicio total vendrá, y el día en que la posibilidad de arrepentirse habrá pasado, como ocurrió con Belsasar. 

Si aún no ha recibido a Cristo como su Señor y Salvador, es probable que aún sin saberlo, haya estado viviendo en una prisión de oscuridad. Aún creyendo ser libres, muchas personas están en cautividad espiritual. Yo no sé cuál es su condición, pero el Espíritu Santo lo sabe. ¡Y Cristo quiere librar a los cautivos! Observe lo que dice Él en Lucas 4:18-19:

"El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor"

Todas las personas que están en estas condiciones son "oprimidos" por Satanás, necesitan liberación. ¡El Señor quiere quebrar las cadenas de opresión, abrir las puerta de la cárcel, traerle libertad! Todo lo que tiene que hacer es recibir a Cristo como su Señor y Salvador. Él vino a libertar a los cautivos. 

En el amor de Cristo, su hermano

Israel Leonard

PS. ¡Cristo viene pronto! 

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