Daniel 5:13-14


¿Cree usted que Dios le ha olvidado?

Observe los siguientes versos: 

Daniel 5:13-14

"Entonces Daniel fue traído delante del rey. Y dijo el rey a Daniel: ¿Eres tú aquel Daniel de los hijos de la cautividad de Judá, que mi padre trajo de Judea? Yo he oído de ti que el espíritu de los dioses santos está en ti, y que en ti se halló luz, entendimiento y mayor sabiduría"





Si comparó la versión en español con el original arameo, seguramente encontró que Reina Valera ha dado una excelente traducción de estos versos. Y también debe haber visto que el rey pregunta a Daniel por su identidad (no sabía quién era el profeta) y se refiere a sus excepcionales cualidades como "algo que ha oído". En Daniel 4:5-6 (8-9) puede ver una diferencia entre Nabucodonosor y Belsasar; el primero sí sabía que podía confiar en los dones espirituales del profeta, no así el último. Belsasar no solamente había olvidado a Daniel y todo el servicio que el profeta había dado al imperio babilónico, sino también el alto cargo al cual Nabucodonosor le había elevado. El rey no llama a Daniel y le pregunta, ¿eres tú el sabio que mi padre nombró jefe de todos los demás sabios en Babilonia?, sino "el hijo de la cautividad", el esclavo. En Daniel 4:14-15 (17-18) Nabucodonosor reconoce que Daniel podía interpretar lo que era imposible para todos los demás sabios, pero ahora vemos a Belsasar que dice, "yo he oído" y "si puedes interpretar". En el trato del rey hacia el profeta no hay ningún aprecio hacia él, ninguna fe en sus dones y ninguna seguridad de que leería e interpretaría la escritura en la pared. 

¿Ha sido usted puesto en el olvido por otras personas?

Una de las profesiones que practiqué durante cierto tiempo fue como profesor de Física en la enseñanza secundaria. Esto duró aproximadamente un año, hasta que entré en conflicto con las organizaciones comunistas y tuve que abandonarlo (gracias a las gestiones de mi padre pude ingresar a la Academia Naval para prepararme como ingeniero en navegación de la Marina de Guerra) Años después, algunos de mis ex-alumnos que me encontraban, se mostraban muy alegres de verme, me recordaban y me saludaban, mientras otros guardaban cuidadosamente la "regla de distancia mínima entre adolescente y persona mayor de treinta años" (unos treinta metros) 

El Señor Jesucristo tuvo una experiencia parecida (puede leerlo en Lucas 17:11-19) En una ocasión en que ejecutó un milagro de sanidad en diez leprosos, sólo uno de ellos vino a Él y le agradeció por su sanidad. La Palabra no nos cuenta si los demás olvidaron a su Sanador o si no eran especialmente agradecidos, pero sí que sólo uno de diez regresó para dar gracias al que lo había librado de su enfermedad. 

El hecho de que nos olviden puede ser chistoso, también puede ser lamentable y puede incluso llegar a ser trágico, como lo fue el del rey Belsasar. Si él hubiera tenido a Daniel el profeta y a su Dios, el Dios de Israel, en el debido respeto, muy difícilmente hubiera profanado las vasijas santas del templo de Jerusalén, utilizándolas para su bacanal. Su desprecio por los judíos, y por el Dios de ellos, le costó la vida. 

Una de las más trágicas historias de olvido está relacionada con el pueblo de Israel, la nación judía. Muchos LLAMADOS cristianos y muchos musulmanes han olvidado quiénes son los que en principio conocieron y adoraron al verdadero Dios y nos mantuvieron en guardia contra la idolatría y el paganismo, quiénes nos legaron las Escrituras que testifican acerca de este único Dios y de sus intervenciones en la historia del pueblo de Israel y en la historia de toda la humanidad, de quiénes vino el Mesías, Jesucristo el Hijo de Dios y Salvador de los hombres, y de quiénes nació la Iglesia del Señor. La nación de Israel, que es la fuente de bendición original para todo el que se llame creyente en las Escrituras, no sólo ha sido olvidada por muchos de los tales, sino detestada y perseguida, y en la actualidad muchos desean su exterminio. Si alguien profesa creer en el Dios que creó los cielos y la tierra, las plantas y los animales, a Adán y Eva, el Dios que mandó el diluvio y que destruyó a Sodoma y Gomorra, es imposible que ignore que este Dios es el Dios de Israel, que formó a la nación de Israel, los sacó de la esclavitud en Egipto, les dio las Escrituras, les dio la Tierra Santa y a Jerusalén, y les prometió redención por la eternidad. Muchos hombres han olvidado a Israel y aún le detestan, pero Dios le sigue recordando, le ha devuelto la mayoría de la tierra que les prometió en Abraham, y le sacará en victoria por la eternidad. 

Recordemos la pregunta inicial: ¿Cree usted que Dios le ha olvidado?

Hay un gran peligro en juzgar el modo de proceder de Dios basándose en el de las personas. Él es el Creador, y si hay algo bueno en nosotros, es porque lo estamos reflejando a Él. Nosotros somos los creados, y los que mostramos cualidades de Nuestro Padre, no es Él quien muestra cualidades humanas. Él es perfecto, nosotros somos imperfectos. Él es inmutable, nosotros somos más cambiantes que el tiempo - y ni siquiera tenemos un servicio de meteorología que nos avise si estamos "nublados" o "despejados". Él es eterno, nosotros pereceremos. Él no olvida nada sino lo que quiere - como nuestros pecados. Nosotros olvidamos muchas cosas que debiéramos recordar, y recordamos muchas que debiéramos olvidar. 

Si usted está creyendo que Dios le ha olvidado, lea por favor este verso de Romanos, 11:29: 

"Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios"

Hay tres palabras clave que queremos enfatizar en este verso: 

"irrevocable": griego "ametaméletos" compuesta de "a-" (prefijo griego que significa "no") y "metamélomai" (verbo griego que significa "arrepentirse", "cambiar de opinión") Algo ametaméletos es algo invariable, que "no cambia de opinión". 

"don": griego "khárisma" = regalo, presente, gracia, don. Algo que se obtiene por la voluntad del dador, no porque lo hayamos comprado ni porque lo merecemos. Así son los dones espirituales. 

"llamamiento": "klésis" = llamamiento, invitación (comparar "kaléo", llamar) En este verso - y siempre en el NT - es usado para el llamamiento de Dios a pertenecer a Su reino y abandonar el reino de las tinieblas.   

Este verso está en un contexto especial del cual es imposible separarlo, ignorando la teología que esto implica (aunque por supuesto es aplicable a otras circunstancias) Si ignoramos esto, estamos desechando una revelación de la Palabra de Dios que el Espíritu Santo dio a través del apóstol Pablo: los dones ("kharísmata") y el llamamiento de Dios ("klésis to Teú") DEL PUEBLO JUDÍO son irrevocables, son "ametaméletos", algo de lo cual Dios nunca se arrepentirá. Si usted escucha en una "iglesia" la predicación de la "Teoría del Reemplazo", sepa que está escuchando a Satanás y que un espíritu inmundo de antisemitismo está en control. Esta supuesta "teología" quiere mostrar que la Iglesia ha sustituido a Israel en el favor de Dios y que todas las promesas de Dios a los judíos ahora lo son para la iglesia. Pero todo el capítulo de Romanos 11 está demostrando que el cisma entre cristianos y judíos - algo natural y que pertenece a los planes de Dios - no implica que Dios haya olvidado a Israel. El rechazo y las persecuciones que sufrieron los judíos por 2000 años sin país, eran TEMPORALES y tendrían un final cuando ellos recuperaran su tierra. "Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios". Por eso el período de "los tiempos de los gentiles" (Lucas 21:24) o de "dispersión del poder del pueblo santo" (Daniel 12:7) es TEMPORAL. 

El profeta Daniel conocía esta cualidad de Dios. En el capítulo nueve lo vemos leyendo acerca de la restauración de su nación después de 70 años de cautividad en Babilonia, y en las visiones y profecías que recibió, la total restauración de Israel en la eternidad. Daniel 12 nos habla de la resurrección de los muertos, y Daniel 7 de la llegada del eterno reino de Dios, APLICADOS en ambos casos a los judíos, al pueblo de Israel. Si la iglesia es copartícipe de estas bendiciones, es porque ha sido "injertada en el buen olivo" (Romanos 11:24) lo cual significa que Dios le ha otorgado a la iglesia los beneficios que otorgó a Israel desde la eternidad y hasta la eternidad.  

Por este conocimiento Daniel siguió siendo el mismo profeta que había sido bajo Nabucodonosor, cuando fue olvidado por los reyes que le sucedieron. El olvido de los hombres nunca significó para él que el Dios de Israel le había puesto en el olvido. Los dones espirituales que actuaron el él durante el reinado de Nabucodonosor, fueron puestos en acción en este llamado de Belsasar, más de 10 años después. Es precisamente "en el primer año de Belsasar" que comienzan las visiones proféticas que hacen del libro de Daniel una revelación extraordinaria de la historia mundial, y continuaron después de la muerte del rey, bajo el dominio persa.

¿Cuáles son estos "dones" que son "irrevocables"?

Antes de detallarlos, veamos el contexto en que son dados (1 Juan 2:12-17) 

"Os escribo a vosotros, hijitos, porque vuestros pecados os han sido perdonados por su nombre. Os escribo a vosotros, padres, porque conocéis al que es desde el principio. Os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al maligno. Os escribo a vosotros, hijitos, porque habéis conocido al Padre. Os he escrito a vosotros, padres, porque habéis conocido al que es desde el principio. Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno"

"No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre"

¿Quiere usted "permanecer para siempre? Juan nos dice que sólo "el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre". El Espíritu de Dios viene a nuestras vidas para transformarnos de "mundanos" a "cristianos", de "pecadores" a "santos". Y esta transformación ocurre por fases (las que Juan llama "hijitos", "jóvenes" y "padres") Estas fases significan:


  1. Creyentes nuevos (han conocido al Señor y recibido perdón por sus pecados) Son los que Juan llama "hijitos" o niños espirituales.
  2. Creyentes más seguros (son fuertes, la Palabra permanece en ellos, y han vencido a Satanás) Son los "jóvenes" espirituales.
  3. Creyentes más experimentados (conocen al que es desde el principio) Los "padres" espirituales tienen un conocimiento de Dios más profundo, que les permite ministrar a otros. 

A lo largo de este crecimiento espiritual estamos constantemente recibiendo DONES. Pero recordemos que Pablo nos insta a "procurar los dones mejores" (1 Corintios 12:31) Sosegarse con un chupete, articular la palabra "mamá" y pararse agarrado a un mueble son grandes logros para un bebé, pero después de 20 años debiéramos ser capaces de hacer algunas otras cosas. Algunos de los dones que nos capacitan en el nacimiento y el crecimiento espiritual son: 

- SALVACIÓN: Es nuestro "nacimiento espiritual".  Romanos 6:23 dice, "Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro" (dádiva = don = salvación, vida eterna) Este don nos es entregado cuando nos arrepentimos de nuestros pecados y confesamos a Cristo como Nuestro Señor y Salvador. 

- UNCIÓN DEL ESPÍRITU SANTO: Está asociada con nuestra conversión. Hechos 8:17, "Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo". Obsérvese que estos discípulos de Hechos 8 habían sido bautizados, por cuanto eran convertidos ("salvos") pero no estaban "llenos del Espíritu Santo" o no eran "bautizados en el Espíritu Santo". La imposición de manos de los apóstoles los llenaba del Espíritu. 

En el libro de los Hechos, el recuento bíblico del nacimiento de la iglesia, esta unción estaba tan relacionada con la conversión como el hecho de bautizarse. El apóstol Pedro predica en su primer sermón, "Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo" (Hechos 2:38) lo cual significa una doble obra del Espíritu. El que se arrepiente y recibe a Cristo ciertamente ha sido guiado por el Espíritu de Dios, y tiene el Espíritu Santo. Pero este don de la unción que nos muestra Hechos 8:17 y que Pedro promete a los que se convirtieran, es el resultado del bautismo del Espíritu, que era la regla para la iglesia primitiva. Hechos 10:45 dice, que "los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo", porque con la predicación del apóstol, Cornelio y familia comenzaron a hablar en lenguas y a dar gloria a Dios. 

- DONES ESPIRITUALES: Son el equipamiento que Dios nos da para Su obra. Ejemplo de éstos pueden leerse en Romanos 12 y 1ra de Corintios 12. A estos dones se refería el apóstol Pablo cuando escribe a los romanos, "porque deseo veros, para comunicaros algún don espiritual, a fin de que seáis confirmados" (Ro 1:11)  

- ORDENACIÓN: Recibir un nombramiento en la congregación es un don también. Observe los siguientes versos: 

Hechos 6:5-6

"Agradó la propuesta a toda la multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas, y a Nicolás prosélito de Antioquía; a los cuales presentaron ante los apóstoles, quienes, orando, les impusieron las manos"

Los apóstoles confirmaron el nombramiento de los diáconos, imponiéndoles las manos y orando por ellos.  

Hechos 13:2-3

"Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: 'Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado'. Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron"

Los profetas y maestros que oraban recibieron del Espíritu Santo la orden de enviar a Pablo y Bernabé como misioneros. El nombramiento fue confirmado con imposición de manos y oración. 

1 Timoteo 4:14

"No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio"

2 Timoteo 1:6

"Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos"

El "don de Dios" para Timoteo (su ordenación como pastor) fue dado mediante profecía e imposición de manos de Pablo y de los ancianos de la iglesia. 

¿Ha sido usted llamado y ha recibido a Cristo como su Señor y Salvador?

¿Ha sido bautizado en el Espíritu y dotado de dones espirituales?

¿Ha sido ordenado para una función de liderazgo en la congregación?

Todos estos son "kharísmata", dones de Dios, que en Su propósito son "irrevocables". Si por algún segundo ha creído que Dios le ha olvidado, recuerde este verso: 

Romanos 11:29: 

"Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios"

Daniel esperó más de diez años para ser llamado a servir al rey de Babilonia. El pueblo de Israel esperó setenta años para que se le permitiera regresar a su nación y reconstruir Jerusalén y el templo (durante la cautividad babilónica) y esperó 2000 años para recibir de vuelta la tierra que Dios le prometió a Abraham para ellos. Los hombres olvidan los propósitos de Dios, pero Él no. Busque al Señor. Él no ha terminado con nosotros. 

Si aún no ha recibido a Cristo como su Señor y Salvador, no crea que Él le tiene olvidado. Usted está leyendo este escrito porque Dios tiene un propósito para con su vida: perdonar sus pecados, salvarlo del infierno y llevarle a la patria celestial. ¡Reciba a Cristo hoy, y con Él, todas las bendiciones que Dios le tiene preparadas!

Que el Señor le bendiga. En el amor de Cristo, su hermano

Israel Leonard

PS. ¡Cristo viene pronto!

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